Los primeros años (1960-1985)
Como cuento en mi espectaculo «DE BOCA EN BOCA», ya desde muy niño habia comenzado a dar muestras de una querencia por los escenarios muy por encima de lo que era normal en un niño de 4 ó 5 años. La foto que nos hacian en el colegio enmarcados dentro de una television (algo que en aquellos años veiamos en casa de un vecino, pues era muy poca gente la que la tenia), resultó ser profetica, ya que treinta y tantos años despues mi imagen era habitual en las pantallas de television, y no solo de este pais.
Aunque desde muy pequeño, como ya he dicho, recitaba poemas o interpretaba a un Jesucristo, que todavia no era superstar, el sabado en el colegio leyendo el evangelio del dia siguiente, no fue hasta los 10 años y mi ingreso en el colegio «La Sagrada Familia» de los H.H. Maristas en Cartagena, cuando mi vocacion se desató. Un curita joven, de apenas 19 años y recien salido del seminario, el hermano José Soriano, (¿que habrá sido de él?) nos trasmitio su gusto por el teatro y formamos un grupito que pasaba horas y horas encerrados en el Salon de Actos ensayando obras de la Galeria Salesiana o adaptaciones escritas por el mismo de obras como «Tom Sawyer».
Fueron cuatro años en que dediqué mas tiempo al teatro que a los estudios y al comenzar el bachiller en el Instituto «Isaac Peral», comencé a pagar las consecuencias…. pero no me arrepiento.
Durante los años de instituto, el teatro desaparecio de mi vida e incluso de mi cabeza y el año 77 comencé en la Universidad de Murcia a estudiar Filologia. Al año siguiente llegó a mis oidos la existencia de una Escuela de Arte Dramatico en Murcia y esto despertó el león dormido. Me acerqué con curiosidad y miedo y cuando salí de alli la primera tarde supe que habia encontrado mi sitio.
Un profesor, Antonio de Bejar, fue sobre todo quien me subyugó con su forma de hacer. Yo de mayor querìa ser como el. Y claro nos hicimos amigos y han pasado 30 años de aquello y sigo contando con el y solicitando su consejo.
No solo me sirvio de ejemplo sino que a lo largo de los años encauzó mi carrera profesional en varias ocasiones y fue con el con quien me puse delante de una camara, con quien aprendí a colgar un foco o con quien paseé por los estudios de TVE en Madrid, cuando el trabajaba en un programa de exito. Por eso cuando alguien me llamaba con sorna «bejar 2» siempre contesté que «a mucha honra.» Muchos fueron los años que pase en las aulas de la escuela (en sus distintas ubicaciones) pues la sensacion que me imbuia cuando cruzaba la puerta siempre fue la de estar «en casa» y siempre encontraba algo que aprender o recordar. Juan Ignacio de Ibarra,
Jacobo Fernandez Aguilar, Mariano de Paco y otros que fueron pasando fueron aportando distintos puntos de vista a mi vision sobre el teatro. Esta vision se fue ampliando tambien con mis trabajos en algunas compañias, como el veterano «Teatro del Matadero» con quien trabajé a las ordenes de Jose Antonio Aliaga en un par de montajes: «La Feria de Cuernicabra» de Alfredo Mañas (a quien años despues tuve la suerte de conocer), y «Retablo de la lujuria, la avaricia y la muerte» de Ramon Mª del Valle Inclán.
Con ellos , comencé a vivir el espiritu del teatro independiente y recorri muchos rincones de la geografia murciana. Recuerdo con especial cariño a algunos de sus componentes como a Encarna Gomez y a Juan Rabadan, con quien he coincidido despues. A los demás les perdí la pista.
Sé que la compañia sigue funcionando y que ha superado ya los 30 años de existencia, conviertiendose , de alguna manera, en el «alma mater» de todo el teatro que se ha hecho en Murcia en esas decadas. Creo que una gran mayoria de actores murcianos han trabajado en ella y para mi es un grato recuerdo.
En la imagen el reparto de «Retablo de la avaricia….» en un momento de descanso. Corria el año 1980 y actuabamos en el Certamen Nacional «Ciudad de Cieza».
Pero si algo termino de completar mi vision sobre el mundo teatral fue cuando en aquel año 80, comencé a dar clases de teatro en la Academia de Formacion Profesional Perez de Lema de Cartagena. Fue casi por casualidad y yo mismo fui el primer sorprendido cuando puesto delante de una serie de alumnos empecé a sistematizar todo lo aprendido hasta entonces y al poco tiempo di mis primeros pasos en el terreno de la direccion. La enseñanza y la puesta en escena completaron una vision que hasta ese momento era parcial, pues solo me acercaba a los textos como actor y probablemente ese enriquecimiento fue definitivo para decidirme por esta profesion.
Este pequeño salon de actos fue refugio de muchas horas y el descubrimiento del teatro para muchos chicos y chicas. Para mi los primeros pasos en el terreno de la direccion.Debajo. El reparto de mi primer montaje teatral «El Oso» de A. Chejov.
Jesus, Ana y Antonio.
Han pasado casi treinta años y no los olvido. Fue una maravillosa sensacion ver el trabajo realizado desde la butaca de un espectador, cuando hasta ese momento mi relacion con el teatro siempre fue desde lo alto de las tablas. Despues «La Farsa Infantil de la Cabeza del Dragon» de Valle Inclán. Un desastre…. Siempre he dicho que ese fue el montaje con el que aprendi todo lo que sé de dirección. Fue tal cúmulo de errores que a la fuerza tuve que aprender de ellos. Un puñado de ejercicios de dirección mas con aquel grupo que llamabamos «Estudio 2» (ya sabeis, por los Estudios 1 de la tele) y me tuve que marchar al servicio militar.
La «mili» me fui a hacerla en Madrid, y debo de reconocer que fue una bendicion, porque, si bien llevaba haciendo teatro desde niño, creo que todo el teatro que habia visto en mi vida habian sido los Estudios 1 de TVE y algun espectaculo en el Teatro Romea de Murcia, que por aquella epoca permanecia cerrado casi todo el año. En Madrid iba al teatro todos los dias, me ponia en la puerta y mendigaba que me dejaran entrar… «Soy actor».. decia. Y lo cierto es que vi montones de espectaculos y me empapé de teatro como una esponja.
Estando en Madrid, pasé un fin de semana en el Castillo de la Mota, en un curso de teatro que dirigia Juan Pedro de Aguilar y al que me habia apuntado mi profesor Antonio de Bejar. El, propició el encuentro y el resultado fue que al año siguiente Juan Pedro me llamó para trabajar en «Los Milagros de Nuestra Señora» de Gonzalo de Berceo , un espectaculo que tras un inusitado exito en Madrid, comenzaba una gira nacional y posteriormente internacional. Estrené en Barcelona en la Capilla de Santa Agata, y despues de recorrer España, cruzamos el charco con rumbo a Montevideo, Santiago de Chile y Buenos Aires.
Una cena ofrecida por el personal del teatro Presidente Alvear de Buenos Aires al acabar la ultima representacion. Fernando de Rojas, Maria Graciani, Fede Millan y Leticia son algunos de los rostros que reconozco en la foto.
Representamos a España en la Mostra de Teatro Iberico de Lisboa. Alli tuve ocasion de conocer a Jose Mª Rodero, que representaba «Luces de Bohemia», en una fiesta en la embajada. Posteriormente iniciamos gira con el Instituto Español de Emigracion y recorrimos 30 ciudades de Alemania y Suiza. A la vuelta de esta gira nos comunicaron que habiamos recibido el premio «Florencio» al mejor espectaculo extranjero, en Montevideo, concedido por la asociacion de criticos teatrales de la Unesco.
Una de las muchas fotos junto a una furgoneta…» Vivo en la carretera…». En esta ocasion saliamos de Vilhingen en Alemania. Toda la compañia y un par de «aborigenes».
Este fue probablemente una de las primeras crestas de la montaña rusa que he vivido en esta profesion. Tenia 23 años, trabajaba en un espectaculo de exito, hacia giras internacionales y recibia premios. Ademas habia comenzado los ensayos para un «Anfitrion» que se iba a estrenar en Merida. Ya estaba lanzado…. Solo que un desencuentro continuado con el director me dejó fuera del proyecto y Madrid pesaba mucho para un chico de provincias al que le gustaba mucho el teatro pero nada todo lo que lo rodeaba. Comenzó un largo peregrinar por castings y una serie de entrevistas en las que no me desenvolvia bien… Finalmente volvi a Murcia…. por un tiempo…. fueron casi 10 años. Lo mas curioso es que aquel director por el que volví a Murcia fue quien me volvió a llamar pasada una decada. Cosas del destino.
15 junio 2014 a 8:06
Cuanto más te leo y te conozco, más me enamoro de ti y más inalcanzable te veo. Tan lejos como una estrella en el cielo.